Transformación interior

Transformación interior
Antiguas historias con un nuevo final
por Daniel R. Genovesi

Así emprendí mi tiempo de cura. Desde lo físico era sólo esperar que el yodo hiciera su efecto; desde lo anímico había mucho por trabajar. Sin ninguna intención particular decidí comenzar a leer la biblia.
A medida que lo hacía diferentes detalles de la lectura captaban mi atención y espontáneamente generaban preguntas. Por ejemplo:
−La aclaración de que «Débora se sentaba debajo de la palmera de Débora», me suscitó el interrogante de cuánto tiempo tiene que estar una persona en un lugar para que ese lugar se llame con su nombre. Y si alguien pasa tanto tiempo en un lugar… ¿en qué otro lugar pasa muy poco tiempo?
−O esta otra afirmación sobre Samuel: «El niño era aún muy pequeño (cuando fue dejado en el templo)», me hizo pensar ¿para qué desea una madre tener un hijo con la promesa de darlo? ¿Cómo puede afectar esto a ese niño?
El detalle unido a la pregunta me ofrecía una luz. Y si le agregaba la visualización de la escena podía intentar ver la situación desde el personaje mismo; percibir lo que no estaba escrito, leer entre líneas. Tras mantener la atención enfocada allí, llegaba el momento en el que los personajes comenzaban a cobrar vida; la luz tomaba calor.